"Quien ama a las estrellas no tiene miedo a la noche. Ellas están ahí, pero ya nunca las miramos..."

lunes, 7 de junio de 2010

A sus ojos.



Adoro el silencio si se trata de tus ojos.
Significa que con solo mirarlos
sé más de ti que cien mil hombres a tu lado,
durante mil lunas con sus mil soles.
No pienses en esto como algo frustrante.
Es solo que yo busco,
donde no busca nadie.
Me sumerjo entre las líneas de tu libro favorito,
para encontrar la frase heroica que te arenga
a cumplir tu destino.
Se del tesoro que guardas celosa bajo la piel,
Enterrado en tu pecho.
Sé que temes a ladrones y bucaneros.
He escuchado la melodía de tu canción favorita,
con la que siempre te identificas.
Habla del príncipe azul que no te resignarías a dejar de buscar,
ni aunque lo hubieras encontrado ya.
He visto la tristeza que sientes
cuando crees que nadie puede comprenderte.
Puedo ver las heridas del amor perdido,
del no correspondido,
y el que te causa no poder corresponder.
Al fin y al cabo no eres hombre,
eres mujer.
He sentido tu miedo al rechazo y al fracaso.
Tu pupila se hacía pequeña cuando te hablaba de la soledad.
Sin embargo te definí que es “volar”, y la pupila se ensanchó,
como lo hace el corazón ante la nueva ilusión.
Pude ver una fortaleza en tu alma que nunca te hará claudicar.
Intentarán vencerte y humillarte,
jamás lo conseguirán.
Ya ves… Tus ojos me han hablado de ti y de tu debilidad.
Me han hecho prisionero con el pleno consentimiento de mi voluntad.
Me han arrestado al grito de: “Estos ojos no te van a fallar.”
Me han dicho que siempre están dispuestos a reír,
pero que no les avergüenza llorar.
Se dicen capaces de guardar mis más oscuros secretos,
Si yo soy capaz de ser su Guardián.
Pero, ¿y tú?
¿Serás capaz de hacer honor a la verdadera dimensión de la lealtad sin condición?


El Guardián.

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