"Quien ama a las estrellas no tiene miedo a la noche. Ellas están ahí, pero ya nunca las miramos..."

jueves, 10 de junio de 2010

Entre abandonar o volver a ser.




Al amanecer vi estallar el cielo sobre mis hombros.

Todo el peso de tu ausencia cayó sobre mí.

Me he empapado de sentimientos tan contradictorios,

que no sé si llorar o reír.

Agonizaban mis raíces adheridas aún a tus paredes.

Desfallecí una y mil veces ante tus ojos.

Traté de apretar tu fe contra mi pecho.

Te desvanecías, toda tú, como arena entre mis dedos.

Lloré la pena y maldije mi suerte.

Lamenté tanto no tenerte…

Me refugié en las estrellas, enmudecí los recuerdos.

Exilié todos los sueños,

y yo me fui con ellos.

Sin embargo soy consciente,

de que solo puedo ser si soy contigo.

De otro modo no quiero volver.

El desierto acaba ante ti,

los espinos comienzan contigo.

Lo que soy lo pierdo sin ti.

Si muero, mueres conmigo.

La genialidad solo tiene un camino.

El camino solo un sendero.

La excelencia será el destino.

Mi valor no tiene final.

Mi lealtad nunca dejó de ser.

Ni la borré, ni la escribí del revés.

Al odio no lo voy a dejar respirar.

Mi corazón nunca dudó.

La voluntad no cederá.

Mi estandarte no caerá.

Vuelve a hincar la rodilla,

Que no se nos permite fallar.

Si no te digo ahora mismo cuanto te quiero,

las venas me van a estallar.

Si no admito que te necesito,

al corazón lo voy a traicionar.

He de tragarme las ganas de ti.

Voy a vomitar lo que no fui.

Instauraré una dictadura,

con tus “por qué”,

y mis “porque me da la gana”.

Prometo ser incapaz,

De no ser capaz de todo.

Intentaré ser a la vez,

puño y hombro.

Y ahora, al anochecer de este poema,

que ni juzga, ni reprocha, ni condena.

Ya no habrá peso de ausencia.

Volveré a reinventarme en mis palabras,

porque el momento más oscuro

dejará de serlo, al alba.

Como un fénix,

-si es que alguna vez fue ceniza-

renacerá mi alma.



El Guardián.

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