"Quien ama a las estrellas no tiene miedo a la noche. Ellas están ahí, pero ya nunca las miramos..."

sábado, 18 de mayo de 2013

De musas y guerra.



Fue una de esas noches de euforia colectiva, cuando algo se retorció dentro, como cansado de negarse a sí mismo durante todo este tiempo.

No había Estrellas, ni sueños. Las ilusiones desparramadas por el suelo, los quebradizos pasos de la Muerte que se acercaba... Una muerte anunciada, por otro lado. Una Muerte que miraba a los ojos tras cada folio en blanco que desechaba.

¿Sabes de esa angustia de saberte perdedor? Con aliento suficiente como para seguir luchando, pero perdedor. Huérfano de toda esperanza de recuperar el don. Como el juguete del niño que demasiado mayor para mirarlo como una nueva aventura, lo aparta a un lado.

Polvo sobre los hombros, demasiado polvo. Qué digo polvo, brasas que agarro con las manos. De querer y no poder, me abrasan sólo de pensarlo. Todo es caos, sin miocardio, todo es culpa, olvido, pérdida. Todo es nada, pudiendo ser todo. ¡Qué lástima! Qué abandonado está el lugar que un día fue trono.

Caí en la cuenta cuando ya era dueño de la más absoluta derrota. Tarde, muy tarde; quizás demasiado... Ahora chirría cada palabra, sin solución posible. El tiempo se encargó de que así fuera.

Corro por los renglones inconexos de esta carta, sin saber muy bien lo que persigo. Tal vez expiar mi culpa -qué se yo-. Pero qué necio, plantando batalla a las musas para capturarlas por la fuerza, y una vez agarradas por el cuello... No hacer más prisioneros que mi desgracia.

Qué pena, qué lástima, ya sin esperanza, con un fusil y una bala, salí al campo de batalla loco por morir. Busqué el valor que me faltaba; más bien el que nunca tuve. Oí chillar la metralla y tres metros más adelante, sentí cómo mi corazón reventaba.

Nunca más volví a ser un héroe.


El Guardián. 

1 comentario:

  1. Nunca es tarde para perdonar, para rectificar errores y volver a ser un héroe.

    ResponderEliminar