Presentación.

Se presenta el joven Guardián.
No soy nadie que conozcas, ni nadie a quien deberías parecerte.
No espero que te guste lo que escribo, ni lo que guardo, escondo, protego o sueño.
No espero que que me sigas ni que me recuerdes.
Ni siquiera creo que logres encontrar este rincón, mucho más allá de donde debiste indagar.
Lo que yo diga, piense o crea no te debe importar... Al fin y al cabo soy un triste rufián.
No creas todo lo que leas aquí, soy un demente a años luz de la libre claridad de mente.
Un idealista y un soñador. Un perdedor.
Alguien del que no puedes fiarte, te haré creer lo que yo creo.
Enrevesaré el verso y lo haré enigmático... No intentes entenderlo, sería como tratar de entender el por qué me sigues leyendo.
Yo solo guardo Estrellas, aquellas que se dejan guardar.
No creo en la casualidad, es una invención para explicar situaciones que nos desbordan.
No creo en el amor, ya no.
Hasta he llegado a dudar de la amistad.
Sin embargo no estoy exento de describirtelo todo, de mil y una formas.
No creas que yo lo siento, solo son situaciones que me trae el viento.
Yo te lo cuento, como te cuento que me alimento de las miradas,
que me bebo los cuencos enteros de carcajadas.
Y por supuesto no creo en el hombre y su barbarie.
Solo en la mujer...
Miento, también en el universo.
Vuelvo a mentir, sin duda alguna también en la poesía y en los versos... En realidad creo en todo aquello que pueda explicar a través de mis propias teorías.
Como la de que estoy loco, y sin embargo cuerdo.
Algún día tomando un té quizás te la muestro... Si me acuerdo.
El pasado lo pagué caro, y aunque no lo aborrezco, no me lo guardo. Te lo regalo.
Del presente no espero nada, no quiero nada, nada se salva.
El futuro no me lo han presentado, así que mejor me reservo la opinión.
Creo que no tengo más que decir, salvo que apenas hablo como ya te habrá constado.
¡Ah! sí... Una última cosa.
No te esfuerces en aparentar,
para mí solo vales...
Si sabes Volar.