Si tuviera que contarte una mentira elegante,
te narraría alguna de esas
que parecen carentes de sentido
pero llenas de ganas de contar cosas.
Cosas como las rosas.
Qué son las rosas sin las espinas.
Que tan imposibles de abrazar parecen
y que tan doloroso resulta no hacerlo.
Quién no quiere correr el riesgo
de ver brotar su sangre
si el premio va a ser tener una de esas,
luminosas,
que parecen de cuento.
Que dolorosa sensación de plenitud parece
y a que hastío tan grande sometería mi alma,
con tal de conseguir una de ellas.
De las blancas
a las púrpuras
pasando por las rojas
y las granates.
Por qué no iba mi corazón a querer una.
Por qué no iban mis venas a rasgarse con sus espinas
si el alma de poeta que habita en ellas,
me pide buscarte en todas las esquinas.
Ay dios mio
que quede yo atrapado en sus párpados
que aleten feroces mis pupilas entre sus latidos.
Que fluya mi esencia,
que se adueñe de ella.
La magia está desnudando lo prohibido
como no hacerlo, si me muero por ver el rojo de su sangre
entrelazado al mio.
Y qué me queda más que hacer en la vida sino morir.
Muéranse conmigo ya,
las ganas que tengo de no decir nada.
De escribirlo todo.
De colgarme de la luna.
De robarle el brillo,
el manto plateado
y entregárselo en una urna.
Muéranse todas las flores
y con ellas las mañanas.
Que yo quiero la noche,
la cera hirviendo recorriendo mis entrañas
Tus manos
cosiendo mis mas oscuros deseos,
a la seda de tus sábanas.
Vete
Vete lejos corazón,
huye.
Que le he entregado ya todo mi amor.
Que te he vendido como tantas veces…
Vete porque te destrozará cuando se canse de verte.
Vete porque al entregarte,
Entregué también tus latidos
Vendí el sístole y el diástole
La cara y la cruz de lo sueños
Las risas, las tarde de otoño
Y hasta la nieve de los inviernos.
Fíjate si vendí cosas…
Que con el dinero de la venta
Compré un mar de lágrimas
Un campo de desesperanza
Ágrio, rudo, muerto.
Compré momentos y los pinté de negro.
Y de azul, si acaso se me caía el cielo y se quedaba dentro.
No vuelvas… Entretente.
Perece y sirve de alimento a los peces.
Marchítate, como lo hará la juventud
que ahora late en sus mejillas
en vez de hacerlo tu.
Lo que sea, pero no me dejes volver a verte
No me recuerdes que al venderte,
firmé también tu sentencia de muerte.
No le busques lógica... No me paré a releer ni una sola de las líneas...
El guardián.
Photoby_ver00nika
No sé si tiene lógica,pero si tiene sentido!!
ResponderEliminarMe ha gustado tu escrito!
Ciao!!!